viernes, 13 de septiembre de 2013

Yucatán de Haciendas y Cenotes

Yucatán de Haciendas y Cenotes

Por: Carlos Cook.

Una estancia de siete días no es suficiente para visitar las haciendas y los cenotes más importantes de Yucatán, pero se puede intentar para conocer algunos de ellos.  La ciudad de Mérida  funciona como base para explorar los pueblos, los centros arqueológicos y las haciendas. También conviene tomar alguna hacienda como base para visitar lugares que quedan lejos de Mérida, y evitar manejar tramos largos.

Día 1 Poc-Chuc

Se puede llegar  a Mérida en vuelo desde el DF con Volaris. El hotel Fiesta Americana se encuentra muy bien localizado prácticamente sobre el Paseo Montejo. Sobre la calle 60 a 5 minutos del hotel se encuentra el restaurante La Tradición donde se rescata la cocina yucateca tradicional, y para empezar el viaje, vale la pena una crema hecha a base de chile Xcatic, por lo que es ligeramente picosa, queso de bola y vino blanco. Unos Salbutes, que son masa moldeada a mano que se infla al freír, con una cama de lechuga, pavo deshebrado, cortes de tomate, cebolla y pepino. Y para terminar, un Poc-Chuc, que consiste en una deliciosa carne de cerdo asada al carbón, servida con cebolla roja, chiltomate y naranja agria, la acompañan de frijol colado.


Día 2 Paseo Montejo


En el restaurante La Pigua, se comen los mejores mariscos y está a una cuadra del Fiesta Americana. Para postre los Helados Colón en el Paseo Montejo son un lugar excelente para ver pasar a la gente, pues a él acuden los lugareños a tomar un café, un pastel o el tradicional helado. El Paseo Montejo, es la avenida más larga e importante de Yucatán y fue construído para conmemorar la fundación de Mérida por Francisco de Montejo y León. El trazado está inspirado en las grandes avenidas francesas, y a ambos lados se construyeron hermosas residencias y mansiones de los grandes hacendados del siglo XIX. Entre los edificios más importantes están el Palacio Cantón, las Casas Gemelas y la Quinta Montes Molinas, y en la calle 43 el Museo de Antropología.


Mansión en el Paseo Montejo

Día 3 Yaxcopoil


Camino a la Hacienda Yaxcopoil. Nos seguimos directo hasta Uxmal para llegar a buena hora. La verdad es que es un sitio arqueológico de grandes dimensiones, pues la visita nos llevó de dos a tres horas. Lo que más me gustó fue el Cuadrángulo de las Monjas, este gran complejo es uno de los más importantes de Uxmal, pues se conjugan mascarones de Chaac, grecas, chozas, serpientes entrelazadas, figuras geométricas.


Cuadrángulo de las Monjas


Uxmal forma parte de la Ruta Puuc, que comprende zonas arqueológicas, haciendas, cenotes y pueblos mayas. Después de recorrer parte de esta ruta llegamos al pueblo de Maní, para comer en el restaurante El Príncipe de Totol-Xiu, donde comimos una sopa de lima, un queso relleno y de postre un dulce de ciricote.


Arbol de Ciricote


El queso relleno es queso de bola (que le llaman del gallito) relleno de picadillo preparado con almendras, pasitas, aceitunas y alcaparras y con salsa de tomate. En Maní se encuentra uno de los tres conventos más importantes de Yucatán y tiene retablos del siglo XVII. En el atrio Fray Diego de Landa, en un acto de fé, quemó los códices y calendarios mayas que consignaban su cosmogonía y tradiciones. Actualmente sólo sobreviven cuatro de estos invaluables documentos en diferentes museos del mundo. Para conocer un poco más sobre este tema vale la pena leer "Relación de las Cosas de Yucatán", de Fray Diego de Landa.

Emprendimos nuestro camino a la Hacienda Yaxcopoil


Llegada a la Hacienda Yaxcopoil


En medio de un aguacero y por caminos pequeños y en parte carretera, llegamos finalmente donde ya nos estaba esperando Don Héctor, encargado de la Hacienda y quien nos indicó nuestro cuarto, el único en todo el lugar-


Arcos a la entrada de la Hacienda Yaxcopoil

Nos hizo un recorrido por la Hacienda, donde el trabajó en los tiempos de auge del henequén. Este precioso lugar sirvió para la filmación de varias películas, y al estar ahí regresa uno en el tiempo y puede ver la maquinaria que algún día sirvió para producir el henequén, la tienda de raya, los almacenes y lo que funcionaba como las oficinas.


Edificio en donde se encontraba la maquinaria en Yaxcopoil


Como éramos los únicos huéspedes del lugar, la esposa de Don Héctor nos sirvió la cena en un portalito afuera del cuarto, y cenamos unos deliciosos panuchos, que son tortillas fritas rellenas de frijol, con una cama de lechuga, pavo deshebrado, finos cortes de tomate, cebolla y pepino.


Detalle del almacén en Yaxcopoil con las 4 estaciones en cada columna

Día 4 Ochil y Temozón


En la mañana siguiente Don Héctor y su esposa nos trajeron el desayuno que fue servido a las 9 de la mañana, éste consistió en jugo de chaya y unos tortitas de masa con chaya y queso. Hicimos un recorrido nuevamente por la Hacienda y platicamos con algunas de las personas que están haciendo el mantenimiento y mejoras. En esos momentos comenzaban a llegar los turistas que visitaban la Hacienda. Posteriormente salimos con camino a la Hacienda Temozón Sur, tomando la carretera 261 Mérida-Uxmal en dirección a Muna se llega muy rápido a la Hacienda Ochil, que es una buena sorpresa en el camino, pues ha sido delicadamente restaurada y cuenta con un buen restaurante y un cenote donde se llevan a cabo espectáculos.


Entrada a la Hacienda Ochil


Al llegar a la hacienda se encuentran tiendas de artesanía y el ruido de un pulidor nos llamó la atención. Nos acercamos y encontramos a Abraham Tzab Chi, puliendo una pieza de cantera que le habían encargado. No pudimos resistir y compramos una pequeña pieza de piedra ticul que ahora adorna nuestro baño de visitas.

Más adelante se encuentra un pequeño museo con objetos que formaron parte de la vida cotidiana de sus habitantes, así como partes de la maquinaria henequenera.


Museo y restaurante en la Hacienda Ochil

Finalmente llegamos a la Hacienda Temozón Sur, y Paty, nativa de Sinhunchén, se encargó de darnos una gran recepción.


Hacienda Temozón Sur


Eran como las cinco de la tarde y nos sugirió visitar un cenote que se encuentra cerca de la hacienda. Con el calor que hacía se antojaba darnos un chapuzón y Don Cecilio que trabaja en el hotel fue nuestro guía hacia el cenote Kankirixche, que parece que nos estaba esperando.


Cenote de Kankirixche


Regresamos a la Hacienda Temozón que fundó sus cimientos hace más de trescientos años. Su época de esplendor fue a fines del siglo XIX cuando destacó como una de las productoras más importantes de sisal, fibra que se obtiene de la planta del henequén. El sisal dejó de ser el cultivo principal en los años cincuenta del siglo pasado, por lo que muchas haciendas cerraron.


Henequén sobre una carreta


En la época de Porfirio Díaz llegaron a ser mas de 1200 centros de producción. La industria del henequén fue determinante para el crecimiento económico del estado. Al final de la década de los treinta, el entonces presidente Cárdenas, instrumentó un decreto de Reforma Agraria, para crear ejidos en el 80% del territorio que pertenecía a los hacendados. Al llegar los años sesentas se conjugaron factores como la menor demanda y la llegada de las fibras sintéticas como competencia directa del henequén.


Un descendiente de coreanos

Día 5 Uayalceh, Sotuta de Peón y Tecoh


Salimos temprano para seguir el camino para encontrar más haciendas que nos regresaran en el tiempo y en la historia de Yucatán. Muy cerca de Temozón está Uayalceh, un poblado también desarrollado alrededor de una hacienda y que actualmente tiene 2000 habitantes. Al terminar el desayuno, caminamos para recorrer la Hacienda Uayalceh, con una construcción arquitectónica cuya casa principal con su torre y reloj marcando las seis y media, y que se encuentra abandonada desgraciadamente.


Hacienda Uayalceh


En su época de esplendor fue una de las principales haciendas henequeneras, que se mantuvo funcionando hasta 1983, pero ahora caminar entre sus cuartos abandonados despierta la imaginación y nos permite tomar imágenes increíbles del lugar.

Seguimos nuestro camino hacia Sotuta de Peón, que es la única hacienda viva, es decir, que muestra maquinaria henequenera en operación. Es recomendable hacer reservación pues sólo se puede ingresar en un grupo con horarios de 10 horas y las 13 horas, con un cargo por entrar. El recorrido empieza en la gran casa que se encuentra totalmente amueblada, sigue en la prisión, donde los obreros eran castigados. Ahí nos dieron agua de jamaica y tamarindo; posteriormente nos mostraron el proceso del henequén que termina con la explicación de Don Antonio Ucán, un extrabajador de la hacienda quien recuerda cuando trabajaba en los campos cultivando el henequén. Para terminar el recorrido tomamos un truck jalado por una mula para llevarnos hasta el cenote Sotuta donde nadamos para refrescarnos de los cuarenta grados que había en ese momento.


Truck jalado por una mula


Para terminar fuimos a Tecoh, donde se encuentra el convento dedicado a a la Virgen de la Asunción, construído con las piedras de la antigua pirámide que le sirve de base. La iglesia tiene óleos realizados en el siglo XVIII por el pintor Miguel Cabrera. Las señoras que asisten a misa van vestidas con el hipil y el rebozo, los hombres con la tradicional guayabera, ahí conocimos a Doña Eusebia que nos invitó a su casa a ver como hacía los bordados del hipil. Un hipil en una tienda del hotel costaba entre 8000 y 13,000 pesos, ella lo hace con 500 pesos. Comimos en el restaurante Na´luum, comida yucateca contemporánea.

Día 6 Xcanatun y Progreso


De Temozón salimos temprano en camino a la Hacienda Xcanatún, que es la más cercana a Mérida, a sólo doce kilómetros al norte, en la carretera a Progreso. Su reconstrucción llevó mucho más tiempo del planeado inicialmente. El cuarto de máquinas es ahora un restaurante y la capilla es un salón de usos múltiples. Hacía hambre por lo que nos dirigimos a Progreso a comer un boquinete al mojo de ajo y unos mariscos en alguno de los restaurantes que dan a la playa. Este puerto fue fundado en 1871 como una necesidad de los productores henequeneros para enviar su mercancía al resto del mundo.

Día 7 Museo Maya


Para desayunar una torta de lechón o de cochinita hay que visitar en la calle 47 y Montejo el mercado donde hay muchos lugares para disfrutar estas delicias de la comida yucateca. Para finalizar el viaje, visitamos el Gran Museo del Mundo Maya.


Gran Museo del Mundo Maya


Cuya conceptualización arquitectónica se basa en el árbol de la ceiba, elemento clave para entender la mística del pueblo maya. El contenido del museo se centra en el territorio de la etnia maya, sus costumbres, su historia y los temas arqueológico, etnológico y antropológico, hasta llegar a lo que son ahora. En la noche vimos el espectáculo de luz y sonido que es una obra pictórica y musical compuesta en 5 actos, y se desarrolla cronológicamente apoyada por dibujos y fotografías del autor Xavier de Richemont. Para terminar visitamos Los Almendros en la calle 50. El origen del restaurante es en 1962 en Ticul, Yucatán, y posteriormente se convierte en un atractivo en Mérida.

Termino con las palabras de Desiré Charnay, explorador y arqueólogo francés que recorrió Yucatán en el siglo XIX y que descubrió en los mayas una cultura viva: "Esta es una tierra de predilección para los viajeros, tiene todo para impresionar; le habla al alma, al corazón, a la imaginación y al espíritu".


Comentarios: ccook@cymisa.com.mx

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